Pusimos manos a la obra y nos dejamos llevar. Nos imaginamos que un día como cualquier otro nos levantábamos y la ciudad se había convertido en una cuidad para jugar: ¿como sería?, ¿que tendrían sus calles?, ¿como seria su gente?. Fueron saliendo cosas muy divertidas como un hombre con cabeza de auto, o lluvia de confites, veamoslo...
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